Vistas de página en total

martes, 12 de septiembre de 2017

En momentos importantes de la vida para saber mirar con los ojos de Dios cuanto nos acontece y las decisiones que hemos de tomar hemos de orar para llenarnos de Dios

En momentos importantes de la vida para saber mirar con los ojos de Dios cuanto nos acontece y las decisiones que hemos de tomar hemos de orar para llenarnos de Dios

Colosenses 2, 6-15; Sal 144; Lucas 6, 12-19
Cuando en la vida tenemos que tomar una decisión importante no la tomamos a lo loco, sino que nos damos nuestro tiempo para reflexionar, para pensarlo bien, para consultar si nos es posible con alguien; estudiamos los pros y los contras de la decisión que vamos a tomar y nos lo tomamos muy en serio.
El creyente además de estos, llamémoslo así, recursos humanos de nuestra ponderación y reflexión, invocamos la ayuda del Señor, la iluminación del Espíritu, que nos haga ver con claridad cual es la voluntad del Señor en la decisión que vamos a tomar. El Espíritu de Sabiduría nos hace darle una profundidad a lo que hemos de hacer. Es esa reflexión con la luz del Señor que nos hace ponderar bien lo que hacemos o las decisiones que hemos de tomar. Ser creyente no es una etiqueta que nos pongamos, sino una actitud profunda de nuestra vida y nos da un sentido y valor a lo que hacemos o a las decisiones que hemos de tomar.
Es lo que estamos viendo hoy en el evangelio. ‘Subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios’. Nos expresa y refleja lo que ya en otros momentos nos habla el evangelio de la oración de Jesús que motivaría incluso, como ya hemos reflexionado más de una vez, que los discípulos al ver orar a Jesús le pidieran que los enseñara a orar.
Pero por lo que vemos que sigue narrándonos hoy el evangelio esta noche de oración quiere decirnos algo más. Jesús iba a escoger de entre todos los discípulos a aquellos doce que constituiría como apóstoles. ‘Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles’.
Van a ser los que más directamente compartirán su vida, van a ser los enviados de una manera especial, serán ese colegio apostólico como luego lo llamaremos base y principio de la nueva comunidad que en torno a Jesús se iba a constituir. A ellos de manera especial les enseñará y les explicará las cosas, serán los testigos de su resurrección y los que llenos de su Espíritu se lanzarán desde Pentecostés por todo el mundo a hacer el anuncio de la Buena Nueva.
Era un momento especial. Era una decisión que había de tomar Jesús. Lleno está del Espíritu divino para elegir y para enviar. Pasa la noche en oración, en una unión con el Padre. ‘Como el Padre me ha enviado así os envío yo’, les dirá en otro momento del evangelio cuando los llene de la fuerza del Espíritu para que puedan realizar su misión.
Mucho nos enseña Jesús, para que comprendamos cómo somos sus enviados y El quiere que estemos llenos de su Espíritu. Es el espíritu con que hemos de acoger nosotros la palabra del Señor que a nosotros también nos envía para ese anuncio de la Buena Noticia.
Mucho nos enseña Jesús sobre la manera como hemos de prepararnos en la vida para momentos importantes, para decisiones serias que tenemos que tomar en la vida. Hemos de aprender a llenarnos de la sabiduría de Dios, y eso solo lo podemos hacer desde nuestra unión íntima y profunda con Dios en la oración. Una oración que no solo es pedir cosas, sino abrir nuestro corazón a Dios, a su inspiración, a su sabiduría para conocer su voluntad, para saber decir con todo sentido ‘hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo’. Será nuestra seria reflexión, pero será nuestra oración intima y profunda en que aprendamos a ver las cosas con los ojos de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario