Vistas de página en total

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Con nuestra mansedumbre y humildad, con nuestra acogida y nuestra presencia seamos signos de Jesús que se acerca y acoge a todo corazón atormentado

Con nuestra mansedumbre y humildad, con nuestra acogida y nuestra presencia seamos signos de Jesús que se acerca y acoge a todo corazón atormentado

Isaías 40,25-31; Sal 102; Mateo 11,28-30

Todos necesitamos en la vida un apoyo. Por más fuertes que nos sintamos o que queramos aparecer. Algunas veces no nos gusta reconocerlo, pero hay ocasiones en que nos sentimos cansados, derrotados, sin ánimos para seguir adelante, porque parece que los problemas se acumulan, nos sentimos solos, no sabemos por donde caminar porque nos encontramos desorientados. Necesitaríamos detenernos pero no sabemos como hacerlo o  no encontramos ese amigo que nos cobije, esa mano amiga que nos coja fuerte para sentir sus fuerzas y no temer en el camino que estamos haciendo.
Qué gozo y qué paz sentimos cuando aparece esa alma compasiva, esa persona que nos escucha, ese ser que sentimos a nuestro lado aunque no nos diga nada, pero su presencia ya en si misma es fuerza para nosotros. No nos sentimos solos, parece que amanece de nuevo la luz en nuestra vida, sentimos descanso dentro de nosotros y con un nuevo ánimo reemprendemos el camino. Todos necesitamos en la vida un apoyo, decíamos, ese amigo o esa persona que nos escucha y que nos comprende, y aunque no entienda lo que nos pasa o no nos dé soluciones sin embargo su presencia a nuestro lado nos hace sentir de nuevo fuertes.
Humanamente sentimos esa necesidad. Espiritualmente necesitamos saber donde vamos a encontrar esa fuerza de nuestra vida y lo que va a ser la raíz de nuestra espiritualidad. Siempre tenemos que mirar a lo alto y saber que no nos faltará esa luz, esa fuerza porque Cristo está con nosotros y nos da la fuerza de su Espíritu.
Hoy nos invita a ir hasta El. No importa como nos encontremos porque El comprende mejor que nadie todo lo que nos puede pasar en nuestro interior. Aunque no solo hemos de ir a El desde nuestros agobios, aunque siempre tenemos que hacerlo, en todo momento hemos de aprender a gustar la paz en nuestro corazón con su presencia, disfrutar de su presencia y de su amor que nunca nos falla. Pero hoy nos dice que desde nuestros cansancios y nuestros agobios vayamos a El porque en El vamos a tener la seguridad de encontrar esa paz que necesitamos, ese descanso para nuestro espíritu.
Y estando con El aprendamos de El para que no nos falte nunca esa paz. Por eso hemos de llenar de mansedumbre nuestra vida, aprender a ser humildes y sencillos porque así nos quitaríamos de encima tantos agobios que nos pueden aparecer en la vida. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso’. 
Humanamente algunas veces nos podrán faltar esos apoyos, nos podremos sentir solos y sin esa mano amiga que se pone sobre nuestro hombro para hacernos sentir su presencia. Pero sabemos que nunca estamos solos. Cristo está a nuestro lado. Nos espera en el sagrario, nos ofrece continuamente el alimento de su Palabra, nos regala su gracia en los sacramentos, pero también pone a nuestro lado a tantas personas que pueden ser signos de su presencia también para nosotros. Sepamos descubrir en esa persona de buena voluntad que camina a nuestro lado y a veces quizás ni notamos su presencia que Jesús llega a nosotros a través de ella.
Pero nos dice Jesús que aprendamos de El. Aprendamos de El a ser esa mano amiga para el hermano que sufre a nuestro lado, sepamos abrir nuestro corazón porque habrá muchos que estarán deseando ese corazón acogedor y amigo que les escuche, convirtámonos por nuestra humildad y mansedumbre en signos también para los que caminan a nuestro lado de esa presencia de Dios que no les abandona. Es también una misión que nos confía a nosotros y con lo que podemos ayudar a tantos. Descubramos esas soledades y esos sufrimientos y seamos un bálsamo de paz y amor con nuestra compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario